martes, 18 de septiembre de 2018

Cementerio de San Bernardino


Cementerio en la república de Uzupis.

8 comentarios:

  1. qué lugar mágico... me encantan los cementerios, tengo una especial atracción por hacer fotos ahí...

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    1. Este cementerio de San Bernardino estaba en un lugar apartado y su aire era desordenado y ofrecía el aspecto de abandono lo que le proporcionaba una atmósfera muy atractiva para el fotógrafo, y un cierto canguele pues llegué a las tres de la tarde y no sabía a qué hora lo cerraban (era todavía invierno). Temía que lo cerraran conmigo dentro y no estuve mucho rato. Luego vi que la hora de cierre era las tres y media, así que mucho tiempo no hubiera tenido.

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  2. Bufff, vaya cementerio!!! Me gusta mucho, a mi me encantan los cementerios fotográficamente. Y no he tenido la suerte de estar nunca en uno tan auténtico como este con el desorden, cruces tumbadas, etc. La estación del año en que está tomada, en invierno, también te ayuda a acompañar el ambiente tétrica, con los árboles pelados de hojas y el cielo blanco sin texturas. Desde luego, da cierto respeto el lugar. Por decirte un detalle purista fotográfico, que se que a ti te va a aportar poco, creo que yo hubiera recortado un poco la foto por la izquierda para que no apareciese el trozo de árbol que se cuela inclinado en la parte superior izquierda.

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    1. Fue una pena no poder estar con tranquilidad porque estaban a punto de cerrarlo. A las cuatro ya estaba bastante oscuro, es el problema de los países tan septentrionales y en invierno. La atmósfera era muy inquietante como se ve en parte aquí. Los cementerios son en buena medida una expresión de la concepción de la existencia y merece la pena verlos. Este cementerio es muy antiguo y la característica es el desorden. En Praga hay un cementerio judío que es una visión de verdadera ultratumba. Lápidas y lápidas amontonadas unas junto a otras en una aglomeración y densidad que muestra lo escaso que era el suelo: tenían que enterrarlos de pie. Es uno de las principales atracciones de Praga por si algún día vas allá con Martí. La tumba de Kafka, en cambio, está en un museo nuevo en que todo está ordenado y bien estructurado. Yo, tonto de mí, compré una maceta con una flor para dejarla en su tumba, pero los judíos no dejan flores sino piedras. No se dejan flores en las tumbas judías, recuérdalo. Los cementerios son un lugar muy especial para conocer el sentido da la vida de las sociedades. Tienes razón, me molesta esa sombra del árbol que se mete en el encuadre. Tienes razón.

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  3. Para mi los cementerios también tiene un gran significado. Aquí en Madrid he visitado los cuatro de los que tengo alguna información, a saber; el Cementerio del Este, el Cementerio Civil, dentro de este el Cementerio judío y por otra parte el Cementerio de los Ingleses.
    Cualquiera de ellos es fotográficamente hablando muy interesante, cada cual con sus particularidades que son las que les hacen diferentes y sobre todo las que indican las diferencias al ahora de entender la vida y la muerte según la creencias de cada cual.
    Es muy interesante ver cómo en cada uno hay marcas claras de ese modo diferente de afrontar la muerte.
    El Cementerio de los Ingleses es muy interesante y además hay visitas guiadas con un buen hombre que se encarga del mantenimiento y que cuenta anécdotas y verdades sobre el porqué de este cementerio y su historia dentro de España, su razón de ser. Por otra parte en estos lugares se respira un aire de recogimiento que va más allá de las creencias religiosas y eso a este fotógrafo que camina solo entre las lápidas, tumbas y nichos le proporciona un tiempo y un espacio muy especial.
    Estoy de acuerdo con el pequeño recorte de la parte alta izquierda de la toma.
    Un abrazo Joselu.

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    1. Gracias por tu elaborado comentario. He estado unos días fuera y ahora me disponto a responderte, coinciendo contigo en esta consideración altamente simbólica de los cementerios y en llos que se expresa el otro lado, ese que habitualmente no queremos ver o tener presente. Cada cultura tiene una imaginería para los cementerios. En el Montjuich en Barcelona, las tumbas de algunos gitanos son una amalgama kitsch que adquiere dimensión dentro de su modo de entender la vida. Los tiempos modernos han desacralizado la muerte y se nos muestra, si lo hace, como mucho más burocrática o aséptica despojándola de sentido trascendente. Estuve hace poco más de un año en un cementerio próximo a Estocolmo, el Cementerio del Bosque o Skogskyrkorgarden, en que su extrema sobriedad en un contexto modernista, lo hace representativo de un modo de ver la vida sin trascendencia, lo que no le resta un ápice de interés. Es un cementerio bellísimo al que fui un día muy oscuro y lluvioso, lo que le añadía dramatismo a la concepción de la muerte nórdica que allí estaba representada. Me impresionó. Sin duda, visitar cementerios no es algo que guste a los jóvenes -es natural- pero a partir de cierta edad, adquieren un valor relevante como meditación seria sobre la vida y la inevitabilidad de la muerte. Tomo nota de ese reencuadre que voy a aplicar. Muchas gracias, Luis.

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  4. Un cementerio que bien podría ser el plató de una película de terror, el caos i abandono que se observa crean un ambiente bastante mas tétrico que en cementerios mas cuidados, no me extraña tu inquietud mientras estabas ahí.

    Lo del árbol ya te lo han comentado, pero para mi tiene algo muy positivo que son estos grises tan suaves sin apenas contrastes que facilitan la lectura al detalle de la imagen.

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    1. Perdona mi retraso, pero ha sido mi salida a Lisboa durante unos días la que ha retrasado mi respuesta a tu amable y siempre apreciado comentario. El cuarto de hora que pasé lo hice lleno de aprensión e inquietud, como comentas. No había nadie, todo el cementerio ofrecía un aspecto de abandono y desolación como la imagen expresa. Me hubiera gustado estar un buen rato pero la posibilidad de que cerraran la vieja verja y que me dejaran dentro -no sé si me habían visto entrar, si es que había alguien mirando-, me producía un hondo temor nada inexplicable. De hecho, entré en una hora en que estaban a punto de cerrar y había ya una luz escasa, al ser un país nórdico y todavía en la transición de invierno a primavera.

      He recortado la imagen que, efectivamente, gana al dejar fuera del encuadre esa porción de árbol molesta. La imagen fue tomada en color pero el blanco y negro le añade un dramatismo, pienso, muy apropiado. Revela más mi estado de ánimo durante el tiempo que pasé allí dentro. Lástima porque me hubiera gustado perderme entre las lápidas caídas, las cruces herrumbrosas, la maleza enmarañada, y los caminos irreconocibles de este camposanto tan plástico.

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