Cada día que puedo escaparme, sobe las ocho y media de la noche, me planteo una zona del área próxima a mi casa. Quiero aprovechar esos momentos de transición entre la tarde y la noche en que el cielo adquiere tonalidades que la cámara capta mejor que el ojo. Juegan la luz de la farolas, la soledad, el abandono, el cielo. En este caso, la gasolinera no tenía ninguna fuente de iluminación, estaba totalmente apagada. Aun así intenté aprovechar esa penunbra en contraste con el cielo intentándolos equilibrar cromáticamente. No me desagradó el resultado.
El color me gusta, la sensación de soledad entre cálidos y frios, y las luces lejanas, nos muestran lo evidente, aunque respire soledad, no me inquieta.
Planteas la inquietud que pueden sugerir las imágenes. Creo que mantener esa tensión inquietante es un problema difícil de resolver, aunque no dejo de planteármelo. Hay tantos vectores que controlar. Los espacios escogidos, la luz y sus tonalidades nocturnas en esa transición que menciono, el equilibrio entre la iluminación de las farolas y las sombras. Si pudiera mantener esa dosis de misterio e inquietud de modo sostenido, creo que sería un artista consumado, algo que es muy prematuro en esta etapa de formación ;-)
Sin duda alguna, tienes toda la razón, pero la culpa es tuya. Cuando los primeros platos son excelentes, los segundos, aunque sean buenos, te sale "el no está mal", y ciertamente solemos ser injustos. En un curso, tuve un profesor de edición fotográfica, que además de tener una coherencia una foto, con la anterior y posterior, decía: Mirad de editar de tal forma que las fotos menos buenas estén en medio, al principio las de más impacto o potentes, y al final las mejores. De nada... ;)
Hola Joselu, me gustan mucho las fotografías de lugares de paso como las gasolineras, siempre tienen un atractivo especial para mi.
ResponderEliminarAquí pienso que has querido potenciar el color en la mezcla de sus diferentes fuentes de luz, me gusta en su nocturnidad y soledad.
Un abrazo.
Cada día que puedo escaparme, sobe las ocho y media de la noche, me planteo una zona del área próxima a mi casa. Quiero aprovechar esos momentos de transición entre la tarde y la noche en que el cielo adquiere tonalidades que la cámara capta mejor que el ojo. Juegan la luz de la farolas, la soledad, el abandono, el cielo. En este caso, la gasolinera no tenía ninguna fuente de iluminación, estaba totalmente apagada. Aun así intenté aprovechar esa penunbra en contraste con el cielo intentándolos equilibrar cromáticamente. No me desagradó el resultado.
EliminarUn abrazo, Mininal.
El color me gusta, la sensación de soledad entre cálidos y frios, y las luces lejanas, nos muestran lo evidente, aunque respire soledad, no me inquieta.
ResponderEliminarPlanteas la inquietud que pueden sugerir las imágenes. Creo que mantener esa tensión inquietante es un problema difícil de resolver, aunque no dejo de planteármelo. Hay tantos vectores que controlar. Los espacios escogidos, la luz y sus tonalidades nocturnas en esa transición que menciono, el equilibrio entre la iluminación de las farolas y las sombras. Si pudiera mantener esa dosis de misterio e inquietud de modo sostenido, creo que sería un artista consumado, algo que es muy prematuro en esta etapa de formación ;-)
EliminarSin duda alguna, tienes toda la razón, pero la culpa es tuya. Cuando los primeros platos son excelentes, los segundos, aunque sean buenos, te sale "el no está mal", y ciertamente solemos ser injustos.
EliminarEn un curso, tuve un profesor de edición fotográfica, que además de tener una coherencia una foto, con la anterior y posterior, decía: Mirad de editar de tal forma que las fotos menos buenas estén en medio, al principio las de más impacto o potentes, y al final las mejores.
De nada... ;)
Interesante post! Nos encanta visitar en tu Blog ... volveremos pronto ...
ResponderEliminarทางเข้าจีคลับ
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